¿Cuándo sostuve por primera vez
una cámara?
Cuando cumplí nueve años. Estamos
hablando del 31 de agosto de 1982, no nos hemos muy lejos en el tiempo eh? Mi
papá me regaló una flamante cámara Kodak.
Era una Kodak Pocket B-1. Para mí
era el objeto más precioso que había llegado a mis manos. La felicidad que sentí al recibirla, luego de
esperarla todo el año. Porque el año
inmediatamente anterior ya la había pedido tanto y tanto. En realidad había pedido una cámara, yo no
conocía de marcas, ni estilos de cámaras, yo simplemente quería una cámara.
Este aparatico, que por cierto
aún conservo como un tesoro, creo que marcó mi infancia de una manera
fantástica. Yo mostraba mi nueva
posesión y a todo el mundo le decía “y vino con rollo”, pues claro que venía
con rollo, la mayoría de las cámaras venían con la primera película para su
primer uso, pero para mí eso era una maravilla!!!
Con esta camarita tomé muchísimas
fotos de mi familia y amigos. Como no
teníamos muchos recursos, pues muchas veces tenía los rollos y debía esperar
mucho para poder ver las fotos, ya que el revelado superaba el modesto
presupuesto de mi papá.
Los famosos “rollos de gafita”
Esta cámara usaba una película de
110mm, conocida en mi medio y en la época como “rollo de gafita”. Al ser una cámara que cargaba cartuchos y no
rollos como tal, era muy fácil para que niños, como yo, pudieran cargar con
facilidad el carrete sin temor a “velar” la película.
La flechita en el cartucho, había que
avanzar la película hasta que se mostrara el No. 1
El cartucho se insertaba, se
cerraba la tapa y se avanzaba la película hasta que apareciera el No. 1,
indicando que ya nuestra súper cámara estaba lista para tomar su primera
foto. A partir de ahí, había que
corretear a todos en tu casa y tomarles fotos en todas partes y congelar muy
buenos momentos. Al llegar al final de
la película, recuerdo que eran 20 tomas que podías hacer con ella, no tenías
que rebobinar la película, simplemente extraías el carrete y lo llevabas al
laboratorio para revelar tus obras maestras.
Yo debía esperar un poco más.
Inicialmente, Kodak sacó la Pocket A-1 que tenía el botón
obturador amarillo. La mía era la Pocket B-1, con el botón
obturador azul, que se conoció también como brownie.
Estas eran las características
técnicas de esa cámara:
Características:
Fabricada entre: 1978 - 1980
Lente: 25 mm, f/11
Velocidad de Obturación: 1/50
Tipo de película: Cartucho de 110 mm
Tamaño de la imagen: 13 x 17 mm
Fabricada entre: 1978 - 1980
Lente: 25 mm, f/11
Velocidad de Obturación: 1/50
Tipo de película: Cartucho de 110 mm
Tamaño de la imagen: 13 x 17 mm
He querido extenderme en la
referencia a esta cámara como una especie de homenaje, porque gracias a ella me
introduje (aunque no de lleno) en un mundo que ha sido para mí siempre
fascinante. Hace poco me enteré que
Kodak se declaró en bancarrota, uno de los grandes de la fotografía ha sido
tragado por la tecnología. No pudo
mantenerse acorde con los tiempos y los avances en este campo.
Regresando a la época en que iba con mi cámara
“persiguiendo” a todos en mi familia para sacarles una foto, yo era feliz
capturando instantes cotidianos. Por lo
general no me gustaban mucho las fotos “posudas”, sobre todo las
familiares. Sentía y aún siento predilección
por esas fotografías donde el sujeto está en lo suyo, haciendo algo cotidiano o
algo que le gusta, esas hermosas fotos al natural que muestran a tu hermano
durmiendo, a tu prima haciendo quehaceres,
donde los miembros de tu familia se ríen de verdad, y no simplemente
sonríen y ladean la cabeza como la pose estándar de las chicas de hoy.
En aquel entonces, la espera era algo larga, para mí ya
lo he dicho, era más larga aún por nuestros recursos, pero además los
laboratorios donde se procesaba la película podían tardar toda una semana. No era como hoy “tus fotos en una hora”.
Pararon los años y mi cámara Kodak y mi afición por lo
fotografía quedaron en el olvido. La
falta de dinero para el revelado y para una nueva cámara, ya que la Pocket
había sido descontinuada, me impidieron seguir con mi afición. Muchos años después y siendo una joven
adulta, con su primer trabajo de profesora de idiomas, pude comprarme una
cámara. De igual manera, no podía permitirme una cámara de alta o media
gama.
A partir de ahí pasaron por mis manos, muchas cámaras
Premier de rollo “de botecito”. El
revelado ya no tardaba tanto y por revelar una película te daban un rollo
virgen con la misma cantidad de fotos que mandabas a revelar, es decir si
llevabas un rollo de 12 fotos te entregaban tus fotos, tus negativos y un nuevo
rollo de 12 fotos. Las presentaciones eran 12, 24 y 36. Yo tuve de todos y de
diferentes sensibilidades. Hasta rollos
a blanco y negro llegué a tener y uno sepia muy raro por estos lares. Yo
tardaba mucho en mandar a revelarlos y a veces llevaba media docena de rollos o
más meses después de haber tomado las fotos. Y veía con sorpresa los resultados
y me divertía viendo fotos que no recordaba haber tomado. Nunca se me veló
alguna foto o se me dañó una película, era muy cuidadosa con el almacenamiento
de mis rollos antes de ser revelados.
Llegué a tomar miles de fotos, muchas, muchísimas de
ellas. Y aún conservo también algunos de
los álbumes que te regalaban con tus fotos reveladas. Muchas de esas fotos han sucumbido al paso
del tiempo y se han oscurecido o
deteriorado.
El gran salto a las réflex lo hice muchísimos años
después. No sabía de la existencia de
estas cámaras, hasta que un una de mis visitas al laborario de revelado, vi una
exhibida en una vitrina, me pareció la cámara más hermosa que había visto en mi
vida. En ese laboratorio distribuían un
catálogo con sus productos fotográficos.
Pedí uno y lo llevé a mi casa, leí las especificaciones de la cámara y
las fotos de muestra y quedé enamorada de estas cámaras. Lo único que truncaba nuestro amor era el
precio. Todos los meses le hacía
seguimiento pedía un catálogo y veía como subían y subían de precio haciendo de
este romance algo imposible. Hasta que
un día… Sorpresa, las cámaras réflex bajaron de precio y estaban en oferta!!!!
Increíble. A pesar de estar en remate,
no eran baratas. Pero hice de tripas corazón, dejé de comprarme cosas básicas
para mí e hice un esfuerzo enorme para poder adquirir una. Pobre de mí, ignorante de los avances de la
tecnología, no supe a tiempo que esa caída de precio era por que llegaban las
DSLR, o sea las réflex digitales.
Como ya dije, yo ignoraba todo esto y estaba feliz con
mi nueva adquisición. Mis fotografías
cambiaron dramáticamente en nitidez, de manera simultánea mi ojo fotográfico
tuvo un desarrollo positivo. Mi primera
réflex fue una Canon EOS Rebel Ti, (era una cámara, estudiantil, pero igual una
réflex). Meses después le compré otro
lente de mayor alcance del que quedé prendada. Con esta cámara inicié mis
estudios en fotografía, ya no sólo era una hobby que hibernaba y despertaba
cada cierto tiempo. Era una afición que crecía y crecía a medida que mejoraban
los resultados. Y me adentré en el mundo
de la fotógrafía ya de manera técnica y a medida que más leía más quería,
reconozco que muchas cosas no las entendía o me costaba comprenderlas, ya que
cometí el error de leer, leer, leer, y luego al rato poner en práctica. Lo ideal es leer con la cámara junto a ti y
poner en práctica enseguida lo que aprendes.
En posesión de esta cámara sucedió lo más maravilloso
que me ha ocurrido en la vida, EL NACIMIENTO DE ANA LUCIA, mi hija. Se podrán imaginar la gran cantidad de rollos
que gasté desde el nacimiento de esta pequeña hasta que noté con horror que el
revelado de los mismos me iba a llevar a la ruina.
Entonces reparé en las cámaras digitales y en su lado
práctico, no era necesario gastar una fortuna en revelado, en especial de esas
fotos inservibles (que en mi caso y como buena principiante eran
muuuuuuuchas). En ese momento, comprendí
porqué mi Canon Rebel bla, bla, bla, resultó tan económica (ojo, no
barata). La entrada de las réflex
digitales las había hecho a un lado.
Nuevamente me vi con un presupuesto muy corto para una
cámara de éstas. Y con una bebé a bordo
ese gasto era impensable! Así que opté
por una cámara digital, eso sí me aseguré de que tuviera un muy bien zoom
óptico y buenos megapixeles, por que hasta ahí llegaba mi instrucción de cómo
se medía una buena cámara digital.
Compré una Canon Power shot, con un zoom optico muy potente. Me divertí tomándo fotos de mi hija y no
exagero al decir que tomaba fotografías a diario. Mi réflex quedó en el olvido en plenas
condiciones de uso y sin ningún daño, pero completamente obsoleta.
Junto con mi cámara digital descubrí todas esas
aplicaciones para hacer montajes, marcos, retoques, etc. Y de paso el Facebook, con todas ellas y con
las lecciones aprendidas via Internet y prueba y error logré hacer buenas fotos
con mi cámara digital compacta.
Conocí un sitio donde envías tus fotos y concursas por
votación para saber qué tan buena es tun foto y recibes buenos comentarios y
críticas, además de consejos para mejorar tu técnica, este sitio es inspi.re, luego de varios primeros lugares con mi fotos
tomadas con la Power shot, me dije “si tuviera una réflex sé que haría
maravillas”. Nuevamente comencé a mirar
cámaras y buscar una que se ajustara a mi presupuesto. Y descubrí la Canon Rebel Xt2i, mi máquina
actual y con la que siento he dado pasos gigantes con mi fotografía.
Puedo decir que soy canonista por que me tocó. Y aunque adoro las cámaras Canon, hay algo
dentro de mí que quisiera haber tenido una Nikon.
Por ahora no creo que haga el salto hacia una cámara de
alta gama… o quién sabe, con mis antojos fotográficos nunca se sabe.
Para terminar voy a citar un párrafo tomado del blog de
jaime said “SAID
RETRO” cuyas
palabras son tan exactas y precisas que bien vale la pena citarlas: “Hoy tengo
que aceptar que las cámaras digitales son una maravilla, sé que hay muchos
fotógrafos que siguen defendiendo las cámaras análogas a ultranza, es cierto que
tienen su encanto, pero la tecnología ha avanzado tanto que hoy permite, al más
neófito, hacer excelentes fotografías de la manera más sencilla posible. Sin
embargo, lo que nunca podrá sustituir la tecnología, es el ojo del fotógrafo,
eso que logra ver el fotógrafo a través de su lente y que no puede ver el común
de la gente. Y es que el fotógrafo no solo toma fotos bonitas, el buen
fotógrafo es aquel que consigue apretar el disparador justo en el momento
indicado, ni un segundo antes ni uno después, y siempre, desde el mejor ángulo.
Eso es lo que diferencia a una “foto bonita” de una “buena foto”.
En la próxima entrada le mostraré mi avance en la fotografía, con fotos tomadas con mi primera cámara hasta mis fotografías actuales con la T2i.
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